El uso de pantallas en la educación es un tema que genera debate. En Europa, especialmente en España, hemos visto un movimiento hacia la reducción del uso de dispositivos digitales en las aulas.
Sin embargo, en contraposición, Corea del Sur está adoptando un enfoque notablemente diferente, avanzando en la integración de la tecnología en su modelo educativo.
Un avance significativo
En solo unos meses desde el inicio de este proyecto, cerca del 30% de las escuelas que ofrecen educación primaria, secundaria y bachillerato ya están utilizando libros de texto que incorporan inteligencia artificial.
Lo curioso de este enfoque es que el objetivo principal no es que los estudiantes se beneficien directamente de la IA; más bien, se busca que sean los educadores quienes aprovechen esta herramienta para enriquecer su práctica docente.
Con la ayuda de la inteligencia artificial, los profesores pueden rediseñar sus evaluaciones y asignar tareas adaptadas a las necesidades específicas de cada estudiante. Esto, sin duda, apunta a una educación más personalizada y menos uniforme, un cambio que podría transformar radicalmente el ambiente de aprendizaje.
Desafíos en la implementación
No obstante, este innovador enfoque presenta importantes desafíos. Uno de los más significativos es el necesario entrenamiento del profesorado para utilizar correctamente estos libros de texto digitales. El gobierno surcoreano ha reconocido esta necesidad y se ha comprometido a ofrecer formación específica a más de 160,000 docentes en el país.
Además, hay que considerar la disparidad en la distribución de dispositivos electrónicos en diferentes regiones de Corea del Sur. Así como también las preocupaciones de los padres sobre la posible dependencia digital de sus hijos.
Este enfoque integral de incorporar la tecnología en las aulas requiere un esfuerzo consciente para asegurar que tanto los educadores como los estudiantes, y sus familias, se sientan cómodos y seguros en este nuevo entorno de aprendizaje.
Un futuro incierto
El uso de la inteligencia artificial en las aulas presenta la oportunidad de que cada estudiante aprenda a su propio ritmo, pero también puede dar lugar a significativos desniveles educativos entre países. Mientras que Madrid ha optado por eliminar las pantallas de las aulas y Francia está considerando prohibir el uso de teléfonos móviles, Japón ha decidido hacer oficiales los libros de texto digitales.
Estas decisiones reflejan una necesidad urgente de encontrar un equilibrio en la aplicación de nuevas tecnologías en la educación, un desafío que el mundo entero debe enfrentar.
El reto de no dejar a nadie atrás
La educación, al igual que otros aspectos de nuestra vida, no puede quedar rezagada en la era digital. Es vital que avance siguiendo el pulso del desarrollo tecnológico, pero es igualmente crucial hacerlo de manera que beneficie a todos los actores involucrados: educadores, estudiantes y familias.
Con un enfoque colaborativo, estas herramientas pueden convertirse en aliados poderosos en el proceso de aprendizaje, ayudando a formar una generación mejor preparada para el futuro.