El Nokia 3310 es más que un simple teléfono; es un emblemático símbolo de una era en la que la tecnología móvil comenzaba a despuntar. Lanzado hace 25 años, en un momento en que los smartphones y las aplicaciones eran más una fantasía que una realidad, este dispositivo logró capturar el corazón de millones con su robustez y sencillez.
Su famoso juego de la serpiente y los polifónicos tonos de llamada no solo definieron su época, sino que lo convirtieron en un ícono nostálgico que la gente sigue recordando con cariño hoy en día.
¿Cuál es el secreto oculto en su diseño que pocos conocen?
Sin embargo, lo que pocos saben es que detrás de su diseño resistente, había un guiño oculto, un verdadero «huevo de Pascua» que solo unos pocos se han tomado el tiempo de descubrir. Tapani Jokinen, el visionario detrás del diseño del Nokia 3310, ha revelado que la distribución de sus botones y la forma curvada que dan vida a su delantero no eran meras casualidades.
En una reciente entrevista, compartió su propósito de crear un dispositivo que no solo fuera confiable y duradero, sino también visualmente atractivo y amigable para sus usuarios.
Jokinen, quien formó parte de Nokia entre 1995 y 2014, ha sido clave en el diseño de muchos de los teléfonos más exitosos de la compañía. En sus propias palabras, el objetivo primario al crear el Nokia 3310 era hacer un teléfono que los consumidores percibieran como durable y vibrante. “La calidad y la responsabilidad medioambiental eran fundamentales”, explica.
En aquellas épocas en las que términos como “economía circular” comenzaban a ganar terreno, el diseño del 3310 ya reflejaba esos valores.
La visión detrás de un teléfono que desafiaba el paso del tiempo
Su visión llevó a la creación de las cubiertas Xpress-on, que permitían una personalización única, una característica muy apreciada por los usuarios de la época. Según Jokinen, el diseño del 3310 era intencionadamente amigable, con esquinas redondeadas para facilitar el agarre y una estética que evocaba una sonrisa.
Esa famosa “sonrisa” es evidente en la forma del dispositivo y en la disposición de sus teclas, que no solo mejoran la ergonomía visual del teléfono, sino que también lo hacen más fácil de usar.
Una sonrisa en cada tecla: el detalle que lo hizo único
Este detalle, aunque sutil, ha perdurado en la re-edición del 3310 en 2017. A pesar de haber pasado desapercibido para muchos, es un claro reflejo de cómo el diseño puede comunicar la intención detrás de un producto, haciendo que los usuarios se sientan más conectados y satisfechos con su experiencia.
En un mundo donde la tecnología avanza rápidamente y lo nuevo rápidamente se vuelve obsoleto, el Nokia 3310 nos recuerda que a veces, lo simple y bien diseñado puede resonar más profundamente. Infectar nuestro día a día de una alegre simplicidad, en un contexto donde todos luchamos por un momento de calma en medio de la vorágine digital.
La historia de este icónico teléfono es un recordatorio de cómo la funcionalidad y el buen diseño pueden dar lugar a objetos que trascienden el tiempo y se convierten en parte de nuestra memoria colectiva.